ACADEMIA COLOMBIANA DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES

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Miembro del Colegio Máximo de las Academias de Colombia

Paisaje de la región del cañón del río Guáitara

| Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales |

Los humanos han convivido con el volcán Galeras desde hace 4.000 años

Por: Nicolás Bustamante Hernández, miembro del Capítulo de la Academia Joven, Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Fotos: Cortesía de Felipe Cárdenas-Arroyo

Investigadores encontraron evidencia arqueológica de que los humanos han
habitado la región nariñense desde el año 2000 antes de Cristo.

Los asentamientos humanos en la región que hoy corresponde al departamento de Nariño, en el suroccidente colombiano, han convivido y sorteado la actividad del volcán Galeras, el más activo de Colombia, desde hace, por lo menos, cuatro milenios, mucho antes de lo que se pensaba.
Así lo demuestra un estudio publicado en el número correspondiente a los meses de octubre a diciembre de 2024 de la revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. La investigación encontró, además, que los asentamientos humanos en esta región se vieron afectados por la actividad del Galeras entre los siglos X y XI de nuestra Era. Sin embargo, la gente no se fue a vivir a otros lugares, sino que permanecieron allí, lo cual indica que los efectos del vulcanismo no fueron tan graves como para impedir la vida.
El estudio, hecho por una colaboración de científicos de diferentes universidades, tenían como objetivo entender los patrones de asentamiento humano en la región nariñense, analizando cómo se adaptaban a la geomorfología y qué tanto incidió la actividad del volcán Galeras en dichos asentamientos.
Analizaron, por ejemplo, cuando llegaron los primeros pobladores a esa parte de la cuenca media del río Guáitara, si hubo una continuidad de ocupación humana hasta el momento de la conquista o si hubo algún momento en el pasado cuando la gente se tuvo que ir a otro lugar por el impacto de la actividad volcánica.

“Nuestros resultados demuestran que las poblaciones del área serrana de Nariño son mucho más antiguas de lo que se pensaba. Son tempranas en relación con los grupos humanos que ya conocíamos para esta región, cuya antigüedad se establece a partir de los siglos II y IV después de Cristo. Esto significa que tenemos que buscar evidencias de sociedades humanas en el rango temporal que va de 2 mil años antes de Cristo hasta el 300 después de Cristo”.

Asegura Felipe Cárdenas-Arroyo, arqueólogo miembro del grupo Norandinos.

“Es poco probable que en ese tiempo tan extenso no hubiera otras sociedades establecidas en el territorio. ¿Dónde estaban localizadas y quiénes eran? ¿Cuál era su nivel de desarrollo?”, se pregunta el investigador, y añade que, en el resto del país, hay fechas aún más tempranas, de hasta 10 mil o12 mil años de antigüedad, por ejemplo, en los alrededores de Popayán, en el Valle del Cauca, Caquetá, el Amazonas y la Sabana de Bogotá, entre otros.
“Por el momento, lo importante es tratar de establecer cuál fue la secuencia cronológica local y tratar de compararla con la secuencia que ya existe para el Ecuador, al norte de Quito, que tiene fechas hasta de 10.000 años antes de Cristo”, indica el experto.
Al ser preguntado sobre las características de los antiguos pobladores del territorio nariñense, Cárdenas-Arroyo explica que las poblaciones más tardías (como las que vivieron desde el año 300 d.C y 1500 d.C) eran sociedades agrícolas, sedentarias y políticamente jerárquicas. “Esto quiere decir —afirma— que su organización social era más compleja que aquella observada en sociedades tribales relativamente igualitarias”.
“Estas sociedades ya tenían jefes o caciques, que detentaban cierto poder político y militar que les permitía acumular riqueza y controlar el acceso a recursos importantes, como buenas tierras para cultivar y el manejo y coordinación del intercambio de productos como oro, coca y mantas de algodón por objetos suntuarios, como plumería, todo lo cual ayudaba a estos individuos a adquirir más estatus. Así se fueron complejizando las sociedades”, asevera Cárdenas-Arroyo.
No obstante lo anterior, el científico reconoce que las sociedades más tempranas —las que habitaron hace 4 mil años— seguramente no habían alcanzado este nivel de desarrollo aún: eran nómadas o seminómadas, que se establecían en un lugar por períodos cortos de tiempo, aprovechaban los recursos locales durante ese tiempo, y luego partían a otros lugares.
La antropóloga Ana María Groot, miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y quien no participó en el estudio, considera que los resultados del artículo son importantes para la historia del poblamiento temprano de la sierra del departamento de Nariño, “dado que los datos que aportan los autores abren un camino de investigación al mostrar evidencias de ocupaciones desde el segundo milenio antes de Cristo”.
“Con anterioridad, las fechas obtenidas en excavaciones en la sierra, tanto en contextos funerarios como de algunos sitios de habitación, oscilaban desde aproximadamente 500 años después de Cristo hasta la conquista española.

“El ‘silencio arqueológico’ de temporalidades anteriores a la era cristiana se atribuía a una fuerte actividad volcánica, que podía tener sepultados lugares antes habitados, o a que la ocupación humana de la sierra era relativamente tardía”.

Ana María Groot, antropóloga miembro de Accefyn.

“Los estudios interdisciplinares realizados desde la arqueología, la geología, y los de suelos, dejan en claro un panorama de actividad volcánica activo, en el que los habitantes supieron sortear las amenazas y dificultades, para convivir en estas circunstancias y adaptarse, en el caso de tener que desplazarse. Estos nuevos datos invitan a revisar la historia humana y natural de la región, en aras de visibilizar y comprender el poblamiento de la sierra nariñense y su relación con regiones vecinas”, indica la experta.
Para Cárdenas-Arroyo, los hallazgos de su estudio también hablan sobre los actuales pobladores de la región cercana al Galeras, indicando que la actividad volcánica no ha sido lo suficientemente fuerte durante los últimos 5 mil años como para impedir la vida humana en esta región.
“Eso no significa que sea un volcán inofensivo. En efecto, es un estrato volcán explosivo que tuvo una actividad muy fuerte hace más de 5 mil años, y no hay ninguna evidencia geológica que diga que no puede volver a serlo. La coexistencia de la gente con el volcán es milenaria y sigue existiendo hoy, pero esta situación de relativa calma en cualquier momento puede cambiar”, puntualiza el científico.

Proceso de excavación. Se observan estratos naturales formados por tefra volcánica y grandes rocas transportadas por deslizamientos de suelos.

Proceso de toma de muestras de suelos para su posterior análisis.

Corte en el que se hallaron las lascas de obsidiana y donde se tomaron las muestras de carbón que resultaron en fechas de 4 mil años de antigüedad.

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